En los últimos años la meditación ha pasado de ser una moda a formar parte del vocabulario habitual, las prácticas de meditación y sus derivados (Mindfulness, visualización, etc) se han introducido en las empresas, los colegios, las redes sociales tanto como las ensaladas de quinoa y brotes o las esterillas de caucho reciclado.
Modas y sarcasmo a parte, la meditación es un práctica excelente para mantener un buen equilibrio emocional y fortalecer la mente en sus distintas facetas, una práctica meditativa constante nos ayuda a conocernos en profundidad y a desarrollar la capacidad de observarnos a nosotros mismos desde la calma, minimizando la reactividad y ayudándonos a gestionar nuestras emociones de forma mas ecuánime y calmada.
Tenemos que entender que las técnicas de meditación son solo eso, técnicas que nos ayudan a entrenar la mente para poder observar sin interferencias nuestros procesos mentales. Pero el objetivo último de este entrenamiento es poder mantener ese estado de observación y consciencia día a día , en cada momento de nuestra vida.
La mente es la herramienta que usamos para esta observación y a la vez es el objeto de observación, lo cual hace que a veces el proceso sea confuso y genere dudas. Por ello el Yoga propone un camino claro y progresivo para poder afrontar este “entrenamiento” . La práctica de ciertos preceptos hacia ti y hacia los demás ( compasión, contento, no agresión, etc), las posturas de Yoga que ayudan a centrar la mente y fortalecer el cuerpo y la voluntad, la respiración como purificador de las emociones y la capacidad de observarnos y sentirnos internamente, son los primeros pasos para poder sentarnos a meditar.
Una vez establecidos en la comodidad de una postura, comienza el proceso de dirigir la mente hacia un objeto de atención y aquí el Yoga nos ofrece una gran variedad: una imagen, un sonido (Mantras), observar tu propia respiración… Se trata de entrenar a la mente para poder permanecer atenta y concentrada y dejar que los pensamientos descontrolados que inundan la cabeza queden en un segundo plano. Si nos entrenamos con perseverancia en esta fase, empezaremos a ver que cada vez cuesta menos esfuerzo y la mente dirige la atención cada vez mas claramente, cada vez mas dueña de si misma puede “apartar” aquellos pensamientos que parlotean sin cesar y encontrar un espacio de calma.
La meditación es un proceso y como tal debe ser disfrutado, cada experiencia que nos proporciona, es una posibilidad de aprender y entender como funciona nuestra mente.
A veces nos cuesta y a veces todo fluye, pero todas las experiencias forman parte del proceso de aprendizaje y conocimiento que te propone la meditación.
Como decía al principio hay muchas técnicas, te recomiendo que investigues hasta encontrar la que mas te ayude en cada momento.