En el estado de yoga la mente es capaz de estar enfocada en un objeto, que puede ser concreto, externo o parte de nosotros. Además, este enfoque se puede mantener en el tiempo mediante la determinación y la voluntad. Elegimos, conscientemente, mantenernos en ese estado direccionado con determinación. Así, la mente deja de ser un mono con el rabo ardiendo que da saltos de árbol en árbol sin dirección incendiando el bosque.
Cuando no estamos en ese estado direccionado de la mente, la comprensión objetiva del objeto se torna inexacta y es reemplazada por una imagen que la mente se hace del objeto. Imagen que depende del estado mental del que percibe.
Pero, ¿qué es la mente, como podemos identificarla? Según Patanjali, solo podemos identificarla o conocerla a través de los vrittis o actividades que produce. Según los Yoga Sutra son cinco: comprensión/conocimiento (Pramana), compresión/conocimiento defectuoso(Viparyaya), la imaginación(vikalpa), el sueño profundo(nidra) y la memoria(smrti).Cada una de estas actividades puede ser causa de problemas y cada una de ellas puede ser beneficiosa. La mente, por tanto, puede ser de mucha utilidad o fuente de problemas.Una vez más, depende del estado en que se encuentre. La mente como entidad es neutral.
El conocimiento, nos dice Patanjali, se consigue a través de la observación directa del objeto, por inferencia basada en la percepción o a través de las enseñanzas de una fuente acreditada, un maestro. Este es el mecanismo del yoga: primero observamos a través de los sentidos, después tenemos experiencias, elaboramos hipótesis, tenemos más experiencias y por último acudimos a las enseñanzas. Esta es la característica del yoga. Por eso, algún maestro mencionó que el yoga era un 99% práctica y 1% teoría. La mente puede alcanzar el estado de yoga por medio de la práctica y el desapego, solo si se mantiene la práctica con voluntad por largo tiempo podrá esta triunfar. Nuestra participación constante, esfuerzo, determinación para enfrentarnos con los diferentes obstáculos y perseverancia son la fórmula que nos hará avanzar en el camino de autoconocimiento.
Pero, ¿qué impide que podamos tener un conocimiento correcto? De nuevo el estado de nuestra mente. ¿Cuáles son las interferencias que esta encuentra, qué nos impide ponernos en el camino de la sabiduría?
- La enfermedad
- estancamiento mental
- las dudas
- la imprevisión
- la fatiga
- el exceso de complacencia
- las ilusiones sobre el verdadero estado mental
- la falta de perseverancia
- la regresión
Estas interrupciones nos provocan estos síntomas: incomodidad mental, pensamiento negativo, incapacidad para sentirnos cómodos físicamente, y dificultad para conectar con nuestra respiración.
¿Qué recomiendan los Yoga Sutra? Para nosotros, seres dominados por nuestra mente, que solemos sintonizarnos más con el fuera que con dentro, los Yoga Sutra nos proponen empezar por el principio. Por la práctica desinteresada del yoga para entender cuales son las aflicciones que provocan las diferentes interrupciones. Desde ahí nos invita a seguir una ruta de trabajo bien concienzudo.
El principio de todo está detallado en este sutra:
2.1 Tapah svadhyayesvara pranidhanani kriya yogah.
La práctica de yoga debe ayudar a reducir las impurezas, físicas y mentales. Mediante la voluntad, el autoestudio-autoexamen, la entrega desinteresada, renuncia del fruto de nuestras acciones, podemos entender que no somos dueños de todo lo que hacemos y, sobre todo, no somos dueños de los efectos que nuestras acciones causan. Es por ello, que nuestra acción debe ser consciente y carente de himsa(violencia). Nuestra práctica ha de estar dominada por la entrega, la fe; con la suficiente determinación para realizarla cada día. Según esta propuesta del sabio Patanjali, iniciamos un camino de limpieza, purificación interna y externa que, de mantenerla, nos dará la claridad suficiente para ver y limpiar nuestra mente. Para elevar la calidad de sus movimientos y reducirlos poco a poco.